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Antonio Pascual, el alcalde que llevó el agua a Riogordo

  • Un libro repasa la vida del que fuera regidor de la localidad axárquica entre 1960 y 1979, quien a sus 95 años vive en el pueblo «con muy buena salud»


    A sus 95 años, Antonio Pascual Campos sigue viviendo en Riogordo, a donde se trasladó cuando apenas tenía seis años, desde la aldea perianense de Mondrón, donde nació el 24 de diciembre de 1921. «Siempre he sido un patriota, que ha estado al servicio de la gente de mi pueblo, con orgullo y honradez. Nunca he ganado ni un duro en el Ayuntamiento, tengo la cabeza alta y el corazón limpio», explica este agricultor, que fue alcalde de la localidad de la Alta Axarquía entre 1960 y 1979.
    Un libro escrito por una de sus sobrinas, Emilia Pascual Madrona, de 57 años, publicado el pasado mes de noviembre, repasa ahora su vida, con los principales logros durante las casi dos décadas en las que estuvo al frente del Consistorio, los 15 últimos años del franquismo y los cuatro anteriores a las primeras elecciones democráticas locales. «Trajo el agua potable desde el manantial del Borbollón, construyó el cementerio, asfaltó las calles, creó 13 escuelas y en 1968 recuperó 'El Paso', que dejó de representarse en 1954, tras crearse en 1951», dice la autora de la obra, de la que se han editado 500 ejemplares.
    El libro, titulado 'Antonio Pascual Campos. Retazos de historia viva de Riogordo', fue presentado en un emotivo acto celebrado en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga el pasado 11 de noviembre, en el que se contó con la presencia del alcalde de la capital, Francisco de la Torre (PP), que era presidente de la Diputación durante algunos de los años en los que Pascual Campos estuvo al frente del Consistorio riogordeño.

    La obra, de 228 páginas, y con numerosas fotografías, está disponible en librerías de la capital, como Luces, Proteo y Rayuela, y en los ayuntamientos de Riogordo y la ciudad, entre otros lugares. El precio de venta es de 12 euros, y todo lo que se recaude se destinará a una riogordeña que trabaja para una ONG en Burkina Faso y para la asociación Malagueña de Síndrome de Down.
    «Entré de concejal en 1953, porque era una persona muy activa, preocupada por mis vecinos, fui el presidente de la primera hermandad de labradores y ganaderos, y fundé la cooperativa agrícola de San Isidro, que en 2004 se fusionó con la de San Jacinto, para dar lugar a la actual Agro-olivarera de Riogordo», rememora Pascual con una memoria y lucidez increíbles para su edad. Tras terminar el servicio militar en 1942, que lo llevó a estar destinado en cuarteles de Ronda, Sevilla, Madrid y Barcelona, este riogordeño se dedicó a las labores del campo, principalmente al olivar, «pero el gobernador civil veía que era una persona con liderazgo, y por eso lo designó, primero concejal y luego alcalde», apostilla su sobrina.
    Entre los logros que consiguió durante sus 19 años al frente del Ayuntamiento estuvieron no sólo las mejoras en materia de abastecimiento de agua potable, saneamiento y alumbrado, sino que también facilitó la llegada de la televisión, la telefonía y la colocación de dos relojes en la torre de la iglesia que aún se conservan.
    En un principio, su intención era escribir un libro sobre varios vecinos ilustres de los siglos XVIII, XIX y XX, «pero cuando le hice la primera entrevista a mi tío, me di cuenta de que sólo él tenía para escribir uno entero», dice. «Si tuvieras que escribir mi vida, te faltaría lápiz y papel», recuerda que le advirtió en ese primer encuentro el nonagenario riogordeño. Aunque no ha recibido ningún reconocimiento oficial, a su sobrina le haría mucha ilusión que el Consistorio bautizara con su nombre «y en vida» la piscina municipal, que también mandó construir. «Fue la primera piscina del interior de la Axarquía, venían vecinos de toda la zona», dice.
    Cuando accedió al cargo por designación del régimen franquista, Riogordo superaba los 4.500 habitantes, frente a los apenas 2.800 que tiene actualmente. «En esos años empezó a marcharse la gente a la costa y a otras provincias. Hubo una vez que cogió su coche y se fue a visitarlos, a la zona del Levante, y los vecinos le pidieron que les llevara cartas a sus seres queridos», comenta la autora, que trabajó en el Archivo Díaz de Escobar.
    Concejal en la Democracia 
    Con la llegada de la democracia y las primeras elecciones locales, en 1979, Pascual Campos lideró la lista de Alianza Popular. Salió elegido concejal, pero no alcalde. Estuvo hasta 1983, pero luego abandonó la política. «Una vez planteó algo en el pleno y el alcalde de entonces le dijo que aunque le parecía bien, que no lo iban a apoyar porque venía de la oposición. Creo que se desencantó de la política», asegura su sobrina. Viudo desde febrero de 2015, tras la muerte de su mujer, María Gómez, Pascual Campos tiene tres hijas, cuatro nietos y dos bisnietos.

    «Para mí ha sido un gran honor poder escribir este libro y haber investigado en tantos archivos sobre la historia de mi pueblo», confiesa la autora, quien cree que la palabra que mejor define a su tío es «líder». «Fue un adelantado a su tiempo, porque incorporó a la primera mujer a trabajar en el Ayuntamiento como administrativa, y promovió una cooperativa de corte y confección», desgrana.
    «Tuvo una primera etapa, de 1960 a 1968, en la que se centró en mejorar las infraestructuras, y luego una segunda, en la que se dedicó a promocionar Riogordo, consiguiendo el primer Premio Nacional de Embellecimiento en 1971», describe. «Todo lo hice con imaginación y esfuerzo, el gobernador civil me preguntó cómo había podido construir un cementerio sin dinero, y le expliqué que le pedí por adelantado a los vecinos, porque todos estaban de acuerdo en que era muy necesario», concluye. Fuente: Diariosur

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